miércoles, 3 de mayo de 2017

Casa Manolo, el Raxo del Burgo

Creo que no hay nadie en Coruña y alrededores que no haya ido a comer al Raxo del Burgo (oficialmente Casa Manolo), o por lo menos oído hablar del restaurante.

Es uno de los sitios míticos de la zona que no debes dejar escapar. Pero antes de nada, vamos a darte unos cuantos consejos para que no os llevéis sorpresas.

1. No se reservan mesas. Llegas allí, sacas número y esperas a que te toque. Haya la gente que haya.
2. No hay carta. Allí se pide tortilla, raxo, ensalada y patatas. Sí que hay carta de postres.
3. El aparcamiento es un terreno con sus socavones, charcos, piedras y demás, aparca como puedas.

Hay gente que protesta y amenaza con no volver... pero tienen tanto éxito que no les preocupa que alguien puntual se coja un berrinche. Por eso preferimos que vayáis advertidos!



Está en O Burgo, Culleredo. Llegáis en coche sin problema buscando en el gps o preguntando a la gente, malo será que coincidáis con alguien que no lo conoce! Allí se suele aparcar sin problema.

Fuimos en pandilla a pasar un domingo normal que se convirtió en un cumple, noticia de boda y adopción de pingüinos... 

Éramos 15, 6 chicos y 9 chicas. Para que calculéis cantidades... pedimos 5 tortillas, 4 bandejas de raxo, 6 de ensalada y 5 de patatas. Estrella, refrescos y aguas (los refrescos y las aguas en botella grande).

Las tortillas son las típicas gallegas, sin acabar de hacer, medio deshechas, con la patata finita bien hecha, pero el huevo escapando por donde puede. No son excesivamente gordas, pero sí grandes.


La ensalada es lechuga con tomate, sin más. No les pidas cosas raras que no es un sitio de esos. Las patatas también, son patatas fritas sin más. Aunque eso no quiere decir que no esté todo rico!

El plato estrella y que le da nombre cooficial a Casa Manolo: el raxo. El raxo, habitualmente acompañado de patatas fritas, es un plato típico en la cocina gallega. Se compone de lomo de cerdo, cortado en dados, adobado y macerado al menos durante 8 horas, para que la carne se empape de los sabores que la acompañan. En la mayoría de los sitios, el raxo suele tener un tono clarito, como un filete de lomo a la plancha. En Casa Manolo el raxo es oscuro gracias a esa salsa densa que les sale; y siempre está en su punto: jugosito y bien cocinado. Las raciones son abundantes, no os paséis pidiendo!

Como postre podéis pedir lo que queráis, incluso encargarles una tarta, que os la personalizan sin problema. Nuestra favorita: la milhoja!

En cuanto al precio, nosotros pagamos 12€ cada uno. Para ser una comida abundante, rica, con postre, café, cervezas, refrescos.... no nos parece caro!

Como resumen... un sitio singular al que todo el mundo debería ir a comer tortilla y raxo una vez en la vida por lo menos! Se aparca bien, las instalaciones son buenas (espaciosas y limpias), el trato no es ni bueno ni malo (no te da tiempo a interactuar demasiado con los camareros), el tiempo de espera breve, y la comida rica.

Y después, un paseo por O Burgo para bajar la comida!

miércoles, 1 de febrero de 2017

La Saporita, un descubrimiento!

Este fin de semana nos visitaron unos amigos de Ponferrada, así que tocaba ruta turística por Coruña y presumir de gastronomía.

Se alojaron en un hotel del centro, así que teníamos las zonas de tapeo más céntricas a un paso: calle de la Estrella, calle de la Franja, Olmos y Galera, y calle de la Barrera.

Quisimos ir a la Lagareta, un sitio del que ya os hablaremos, aunque estaba hasta arriba y teníamos mucho tiempo de espera. Así que escogimos uno al azar, justo al lado, y con sitio!

Es en la calle de la Franja, 28, una de las peatonales que desemboca en María Pita, a la altura de la Plaza del Humor. Es una calle llena de restaurantes o locales para tapear... pero ojo turistas! no todos son de fiar... tenéis los de siempre, con su pecera de bogavantes y demás crustáceos de exposición al lado de la puerta donde podéis pegaros una señora mariscada... y el resto. Si tenéis en cuenta esa diferencia, podéis saber más o menos sobre qué precios se mueven unos y otros.

La Saporita.

Es un sitio que invita a entrar. La decoración está muy cuidada: paredes blancas sin demasiados elementos decorativos, plantas colgando de la pared, una luz agradable, mesas altas para dos y bajas para 4-5, espacio para moverse, mantelitos individuales con los cuadros típicos de pizzería italiana, y sin olores a comida que molesten.

Nos gustó un espacio que hay al fondo donde puedes tomar algo mientras esperas mesa, sin estorbar a los camareros ni estar pegado a las mesas donde están otros clientes.













La carta colgaba de la pared con un cordel, un detalle genial para no ocupar sitio en la mesa. Pensaréis que habrá sitios a donde no llegaba, sí, pero el camarero nos trajo una a cada comensal. Es una carta sencilla, sin demasiados platos, pero con un poco de todo.

Entrantes como langostinos rebozados con ali oli de cebollino, queso provolone al horno, tacos... pastas variadas con salsas variadas, y pizzas (el plato estrella).

Para beber, adivinad! estrella (y algún que otro refresco y agua). Pedimos un poco de todo para compartir entre cinco. Nos sorprendió la facilidad que tuvieron a la hora de sacar los platos, siendo un orden muy correcto y un ritmo bueno.

Los langostinos rebozados venían en brocheta, y el ali oli de cebollino en su cuenco para que cada uno bañara su langostino al gusto. El langostino estaba en su punto, el rebozado no tenía apenas aceite (cosa que se agradece) y el ali oli era suave y acompañaba muy bien.
Probamos los espaguetis a la carbonara, un plato sencillo pero con el que es muy fácil cagarla porque cada uno lo cocinamos en casa a nuestro antojo. La pasta tenía pinta de ser casera, cocinada al dente, y la salsa carbonara suave y cremosa. A los cinco nos gustó.
Llegó el momento de la pizza: jamón y rúcula (un clásico), mojo picón (una novedad), y la saporita (la reina de la casa). Con 3 nos llegó bien, y eso que teníamos a un glotón entre nosotros! La masa es fina y crujiente, los ingredientes de primera, frescos y de calidad, así que el éxito que pueda tener cada una sólo es cuestión de gustos. En el caso de la de mojo picón hubo división de opiniones, pero no dejó indiferente a nadie. La saporita es espectacular, nos la ofrecieron fuera de carta y no dudamos ni un segundo: tomate seco, tocino ibérico, queso de cabra y cebolla caramelizada (no sé si me estoy olvidando de algo...). Absolutamente deliciosa.


Esta es la pizza de rúcula y jamón.









Como detalle, en la carta aparece la "cesta de pan" para que la pidas y sepas cuánto vale. Lo destaco porque es costumbre que te pongan pan y te lo cobren. No es un pan cualquiera. Probadlo. Es dulce sin ser bollo de leche. También ponen dos palitos largos de otro tipo de pan para quien o utilice simplemente para empujar.

Terminamos la cena satisfechos, así que no pedimos postre, ni café, ni chupitos. Por toda la cena y las bebidas (pedimos en total 2 aguas, 3 refrescos y 3 cervezas) unos 55€.

Como resumen, es un local en pleno centro, aunque en la Plaza del Humor podéis tener suerte y aparcar en zona ORA, o ir directamente al parking de María Pita. Recomendamos siempre ir andando o bajar en bus (cualquier líneas que pare en el Cantón os dejará cerca). El sitio es agradable por su ambiente, decoración y trato de su personal. De precio, normal, a 11€ por cabeza cenando muy bien de sabor y cantidad.

Recomendable! Nos extraña que no estuviera más lleno!

jueves, 26 de enero de 2017

Alma Negra

Dentro de la calle de la Barrera, una de las calles imprescindibles para tapear en Coruña, está el Alma Negra.

Fue un local que marcó el comienzo de una nueva era en la calle. A partir de ahí nos olvidamos de los sitios enxebres de toda la vida y empezamos a ver cómo se reformaban la mayoría de los locales, se hipsterizaban, y se esforzaban por poner tapas, olvidando el raxo-tortilla-empanada de toda la vida.

El Alma Negra tiene una carta de tapas y raciones muy propia de un buen restaurante. Las croquetas no son croquetas, porque son de grelos y pulpo (igualitas a las que hacemos en casa con las sobras); la ensaladilla, no es ensaladilla, porque tiene salsa tártara y viene presentada en un bote de cristal; el taco de carne también tiene un langostino... todo es diferente, innovador, y se nota que dentro de la cocina hay un profesional.

Para beber, una cerveza por barba. Aunque leímos por ahí que tenían variedad de cervezas, se limita a la Estrella, que tampoco hay problema! Sí que tienen más variedad de vinos, como todos los de la zona.

Decidimos picotear un poco de todo para probar cosas diferentes. Éramos cinco, un número complicado... la ración de tacos está pensada para tres, los saquitos para cuatro. Lo único que nos venía bien eran las croquetas (10) pero se les habían agotado y nos quedamos con las ganas. El caso es que no hubo ningún problema, porque el camarero que nos atendió tuvo muy buena disposición y enseguida arregló para que cada una tuviera su taco y su saquito.

Como no había croquetas, pedimos "alma negra fried fingers", lo que viene siendo pollo rebozado con una salsa. Fue lo más normalito que probamos.
El taco era una tortilla de maíz, la mexicana de toda la vida, con carne mechada, una colita de langostino y salsa teriyaki. No le gustó a todo el mundo, supongo que es el riesgo que corres cuando mezclas sabores.
El saquito crujiente de pollo, espinacas y setas, rico, pero sin más. Un saquito de masa filo con un relleno de picadillo de todo bien mezclado. Ningún sabor resaltaba por encima del otro, las setas pasaban desapercibidas...



Os dejo una foto del raxo, porque aunque nosotros de esta vez no lo pedimos, lo recomendamos igualmente. Sobre todo, muy importante, no te vayas de Galicia sin probar el raxo!













En cuanto al local, es muy grande y agradable, resulta complicado encontrar mesa sin esperar... cuestión de suerte! Nos sentamos casi en la entrada, y nos daba el frío cuando se abría la puerta. Lo solucionaron encendiendo una estufa, pero está tan pegada a la mesa que los que estaban sentados más cerca, no aguantaban el calor... creo que es un tema que se podría mejorar.

La decoración está mimada, mezcla la frialdad industrial de la forja con la calidez de la madera y las luces colgando del techo.



La atención es muy buena y rápida; la presentación muy cuidada, y los precios normales. Pagamos 10€ cada uno y salimos cenados.

En cuanto al aparcamiento es lo mismo de siempre, es el centro, es una calle peatonal y suele estar muy concurrida. Aconsejamos bajar andando o en bus para no tener que dar millones de vueltas o aparcar en uno de los parking privados de la zona.

En definitiva, es un sitio agradable al que ir andando, donde puedes probar platos diferentes, combinaciones y mezclas que en otros sitios no se atreverían a hacer. Recomendaría ir temprano o un día no señalado para no tener que esperar.


lunes, 23 de enero de 2017

De copas en La Boite

Hoy no va de comer... va de copas.

Porque nos parece que como nos trataron el sábado hay que contarlo...

Quedamos para cenar en Terrapizza, tienen nuestro aprobado de nuevo. Servicio rápido, comida rica, y precios muy ajustados.

Después decidimos tomar algo de sobremesa en La Boite (ese local al lado del Playa que se ha convertido en una cosa de lo más chic).

Sabemos que tiene para cenar, aunque sus precios no van a ajustarse a nuestros bolsillos, sobre todo viendo lo que cuesta una copa! Así que nos limitamos a ir a la parte de abajo, copeteo y bailoteo...

El local está decorado a tope, tanto que nos sentimos algo desubicados. Mesas diferentes, incluso una parecía la mesa de la sala de juntas de mi oficina! El busto de un ciervo de cartón colgando de una pared cual trofeo de caza como éste...
Creo que esta moda de los sitios puestos tan a tope debería terminarse ya porque lo ponen por encima de una buena atención.

No pudimos tomarnos una infusión o café porque eran las 23:30 y la cafetera estaba fuera de servicio. Así que las opciones se reducen a bebidas frías: copas, cócteles y refrescos.

Cogimos la carta para buscar opciones, sólo te informa de los cócteles (no sé hasta qué punto es legal que no aparezcan los precios de todos los productos que puedes consumir...).

Los "sin alcohol" 5€ mínimo. (perdona???? una mezcla de zumos???) Y los otros mínimo 6,50€

Precios a parte... pedimos 3 copas y cinco cócteles (3 de ellos sin alcohol). Después de un rato esperando, trajeron uno de más, uno pedido con alcohol, era sin alcohol, otro equivocado...
Cuando solventaron el problema cambiando los que estaban mal y llevándose el que sobraba aún tuvimos que aguantar más..

...a la camarera. Una niña perfectamente maquillada con sus labios oscuros como la moda exige. Aunque una absoluta maleducada. A la hora de servir le sobraba la gente (porque nos apartaba con malas formas), no le podías explicar que se habían confundido al llevar las copas (porque ella es imposible que se equivoque), ni siquiera pedirle que revise la cuenta cuando éramos ocho y nos cobraban nueve consumiciones. Nos pareció una maleducada, borde, desagradable y prepotente.

Al final pagamos demasiado por unas copas y cócteles normales (brugal con limón 6,5€, vodka con red bull 7,50) y una pésima atención. Se pidieron dos daiquiris de fresa que quedaron prácticamente enteros de lo malos que estaban, el resto...o de sempre!

Podéis pensar que esos precios son "lo normal", pero hay miles de sitios donde una copa te sigue costando 4,50€ y te tratan estupendamente.

Recomendamos ir si te da igual cómo te traten, quieras presumir de ir a sitios pijos puestos a tope, y el dinero no sea tu mayor preocupación.